La posibilidad de prevenir la ortodoncia comienza desde el mismo momento en que un bebé nace. Algunos dirían que incluso antes, pero como ahí no podemos hacer nada, nos contentaremos con actuar lo antes posible.
Entender el crecimiento para prevenir la ortodoncia
La genética juega un papel fundamental en el crecimiento de todos los órganos y tejidos del cuerpo. Sin embargo, la naturaleza, que es muy sabia, sabe cómo adaptarse a las necesidades del ambiente para poder garantizar la supervivencia de cada individuo.
No todos los huesos del cuerpo son iguales, ni crecen igual. En el caso de la estatura de tu hijo, por muy bien alimentado que esté, no vamos a poder influir para que mida dos metros y sea una estrella del baloncesto. Una buena alimentación y una vida activa ayudarán a que esos huesos crezcan sanos y fuertes, pero no que crezcan mucho más de lo que está programado genéticamente.
Sin embargo, en el caso de la cabeza, los huesos tienen una manera muy diferente de crecer. Si lo piensas bien, en la cabeza se llevan a cabo muchas funciones imprescindibles para poder estar y mantenernos vivos: no sólo porque está el cerebro, sino porque es aquí por donde respiramos y nos alimentamos. Estas dos funciones, sin las que la vida no sería posible, deben tener una alta capacidad de adaptarse a lo que ocurre a su alrededor.
¿Qué quiere decir esto? Pues que los huesos de la cabeza van a depender mucho para crecer de la información que les llega del exterior. En el caso del cráneo, los huesos se adaptan al crecimiento del cerebro: si el cerebro es pequeñito, también lo será el cráneo; y si es demasiado grande, como pasa en casos como la hidrocefalia, los huesos crecen para poder albergar ese tamaño aumentado del cerebro por exceso de líquido cefalorraquídeo.
La función hace la forma
En el caso de la boca y de la cavidad nasal, no hay ninguna estructura como el cerebro a la que los huesos puedan adaptar su crecimiento. ¿Entonces cómo lo hacen? El cuerpo es capaz de leer la información que le llega del exterior para adaptar el crecimiento de los huesos y de los dientes según las necesidades de cada momento.
La clave para que un niño pueda crecer correctamente y así prevenir la ortodoncia, reside ni más ni menos en comer y respirar adecuadamente. Algún extra añadiremos más adelante, pero sólo con esto, ya conseguimos adelantar mucho. El tema está en que como nadie nos enseña ni a comer ni a respirar, porque son funciones vitales, ¡nadie se plantea que lo pueda estar haciendo mal!
Prevenir la ortodoncia en los bebés
Desde el momento en que un bebé nace, ya podemos influir en él para que tenga un correcto desarrollo de sus funciones. De hecho, si empezamos a actuar pronto, será mucho más fácil corregir funciones y prevenir la ortodoncia que si nos esperamos a hacerlo más adelante.
Los mil y un beneficios de la lactancia materna
Seguro que eres consciente de los mil beneficios que tiene la lactancia materna. Pues yo te voy a dar alguno más, que en realidad descandenan mil beneficios más. Al nacer, la mandíbula es muy pequeña para que el bebé pueda pasar mejor por el canal del parto. Una vez fuera, el maxilar y la mandíbula deben de crecer rápidamente para que los dientes puedan erupcionar correctamente. Como puedes intuir, la lactancia materna es clave para estimular el crecimiento de la mandíbula y el maxilar.
Al final, al mamar, el bebé tiene que «ordeñar» la teta. La mandíbula debe hacer movimientos de adelantamiento para ir extrayendo la leche, y es este pequeño ejercicio, lo que estimula el crecimiento mandibular. Por eso es importante alargar la lactancia, por lo menos, hasta que el bebé cumpla los dos años y así poder prevenir la necesidad de ortodoncia en el futuro.
Otra de las claves de la lactancia materna es el papel de la lengua. Al mamar, el bebé aprende a posicionar la lengua contra el paladar, y eso estimula el crecimiento del maxilar superior. Sin embargo, con el biberón, lo que está en contacto con el paladar es la tetina, y la lengua se queda abajo. No tienes más que ver la diferencia entre una y otra para imaginarte las consecuencias que una u otra pueden tener sobre el desarrollo del maxilar.
La importancia de respirar bien para prevenir la ortodoncia.
Cierra los ojos, respira profundamente por la nariz y presta atención a la posición de la lengua en toda su extensión. ¿Dónde está? Ahora inspira con la boca abierta… ¿notas algún cambio en la posición de la lengua?
Una de las claves fundamentales para poder prevenir la necesidad de ortodoncia es que la lengua esté en contacto con el paladar en reposo. Para ello, es fundamental respirar por la nariz.
Así que si ves que tu bebé se queda con la boca abierta, ciérrale la boquita. Le estarás haciendo un regalo para toda la vida.
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